«Tenía un brazo entre las piernas de Vanessa. Giró la cabeza y vio a Ana tocándose a sí misma. A su propio clítoris. Con fuerza, con desesperación. Con desesperanza. Como si fuera un asunto de vida o muerte, como si no tuviera ningún tipo de inhibición. Hundida en un embriagador estado de placer. Perdida entre el deseo. Luego, se colocó en postura de rueda completa. Los pechos de Ana presionaban el culo de Vanessa mientras esta estaba montada sobre su boca, y tuvo que agarrarse al respaldo del trono para sostenerse». La aventura en Camboya continúa. Hace calor y todo …
«Esa noche, cuando iba de camino a casa desde el teatro, donde se había pasado las últimas dos horas viendo cómo actuaban otras personas, vio que el apartamento de Ulrik en el distrito de Østerbro tenía las luces encendidas. Tenía el manuscrito en el bolso y, de repente, sintió un deseo vehemente de verlo. Le encantaba sentarse en su sala de estar y que él se sentase en el sillón y la corrigiese atentamente mientras ella andaba hacia delante y hacia atrás frente a él y le mostraba su progreso. Casi sin darse cuenta, tocó el timbre con un dedo.» …