Una puerta cerrada. Una intriga. Un cadáver. Un terrible descubrimiento. Con estas premisas la investigadora privada Nancy Cassino se lanza a una desesperada investigación para descubrir la identidad de un cadáver y el por qué de su muerte. Durante la investigación se verá acosada y perseguida por varios individuos de la Gestapo y de la Mafia italiana, dos organizaciones criminales que no dudarán en asesinarla hasta recuperar tres valiosos códices que pertenecían a la Santa Sede y que fueron robados durante la Segunda Guerra Mundial, y cuya existencia Nancy ignoraba. Este audiolibro está narrado en castellano.
La protagonista de esta novela, después de una infancia y una adolescencia muy agradables, promediando los treinta vive una serie de acontecimientos horribles que la llevarán a desarrollar una enfermedad mental y recalar en una clínica psiquiátrica. Para salir adelante ella va a ensanchar su mundo reflotando la memoria de ese tiempo poblado por sus seres queridos, y también abriéndose a entrevistar a gente nueva, bella, horrible, enigmática... La autora define su libro como una “novela de no ficción”, llevada en un estilo directo y con humor, para que la vida recobre los colores que se creían apagados. Todos podemos …
Madres, abuelas, tías, hermanas, vecinas, amantes y esposas de los niños del humo: este cómic rescata el papel de todas las mujeres trabajadoras en las minas de Asturias. Algunas trabajaban en las tolvas, descartando los restos entre los minerales. Otras trabajaban en la casa, cuidaban las familias envueltas en polvo de carbón. Las carboneras fueron mujeres que luchaban en su día a día, por una sociedad más justa y que no se olvidara de ellas. Aitana Castaño, con los dibujos de Alfonso Zapico, narra una historia de vidas invisibilizadas, de mujeres que lo dieron todo por su vida, por la …
La biografía de Waldo de los Ríos, escrita por Miguel Fernández. La historia de uno de los compositores más trascendentales del siglo XX en España. Poco antes de la medianoche del 28 de marzo de 1977, un amigo encontró moribundo al compositor Waldo de los Ríos en el dormitorio de invitados de su casa madrileña. Desde hacía varios meses, De los Ríos atravesaba una mala racha: había adelgazado mucho, bebía, trasnochaba, tomaba constantemente tranquilizantes y se sentía amenazado por unas extrañas llamadas telefónicas de las que no daba muchos detalles. Además, vivía obsesionado con la idea de perder la fortuna …