Tres historias corrosivas, disolventes. La que da título al libro es todo un tratado sobre la maldad inherente a las buenas intenciones y su producción fraudulenta, tanto ideológica como artística y hasta sanitaria. En Atalanta vuelve a correr se da un juego –un juguete literario– en el que los personajes mitológicos apenas logran huir de la indencia de un presente lastrado por la política sucia y consuetudinaria (se alude muy en concreto a cierta alcaldesa padecida por los ciudadanos de Madrid, y lo que es más grave, padecida con la anuencia de gran cantidad de los dichos ciudadanos, casi como …