El meditador del tiempo
Antonio Soto Alcón
EL MEDITADOR DEL TIEMPO es un libro variado en cuanto a sus temas, pero íntegro, compacto en cuanto a su estilo y tonalidad, que es, en el fondo, lo que siempre cuenta. Por lo que conserva esa unidad interna que todo buen libro debe mantener intacta de principio a fin. La muerte, junto con el amor, en todas sus variedades, incluida la más frívola y sinvergonzona, que es marca de la casa, es el asunto dominante en estas exquisitas páginas. No pasan inadvertidos esos epitafios que incorpora —sean auténticos o inventados, qué más da—, porque nos recuerdan a aquellos otros, …
EL MEDITADOR DEL TIEMPO es un libro variado en cuanto a sus temas, pero íntegro, compacto en cuanto a su estilo y tonalidad, que es, en el fondo, lo que siempre cuenta. Por lo que conserva esa unidad interna que todo buen libro debe mantener intacta de principio a fin. La muerte, junto con el amor, en todas sus variedades, incluida la más frívola y sinvergonzona, que es marca de la casa, es el asunto dominante en estas exquisitas páginas. No pasan inadvertidos esos epitafios que incorpora —sean auténticos o inventados, qué más da—, porque nos recuerdan a aquellos otros, ya casi olvidados, recogidos por Ramón Gómez de la Serna en su libro Los muertos, las muertas y otras fantasmagorías. Sólo que Antonio ya pertenece al siglo XXI y ha visto, como el replicante de Blade Runner, arder naves más allá de Orión.
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