Esta novela corta, enfrenta dos mundos irreconciliables: el lujo, el optimismo y el dinero contrapuestos a la desdicha, la pobreza y la apatía vital. Gordon Sterrett, como Jim Powell en “El gominola”, buscará su absolución en un ensueño de juventud y encanto que le rechaza: el infierno no cabe en el paraíso. Por su lado pasan fugazmente personajes como Edith Bradin, hermosa encarnación de cuanto Gordon ha perdido; los soldados Key y Rose, reverso patético del fulgor del grand monde, y los grotescos señor Entrada y señor Salida, figuras bufas cuyas cómicas intervenciones contribuirán a resaltar la magnitud del dramático …
Cuando despertó se sentía mejor de lo que se había sentido en muchas semanas: simplemente no se sentía enfermo. Se apoyó un momento en el marco de la puerta que separaba su dormitorio y el baño hasta que estuvo seguro de que no se había mareado. Ni siquiera un poco, ni siquiera cuando se puso a buscar una zapatilla debajo de la cama.Era una luminosa mañana de abril, no tenía ni idea de qué hora era porque su reloj llevaba mucho tiempo parado, pero cuando cruzó el apartamento y llegó a la cocina vio que su hija había desayunado y …
George O’Kelly, con la imaginación a más de mil kilómetros de distancia, pensó que era horrible cuanto había bajo el sol. Se precipitó hacia el metro, y durante noventa y cinco calles mantuvo la mirada perdida en un cartel publicitario que mostraba con la mayor crudeza que sólo existía una posibilidad entre cinco de que conservara la dentadura diez años. En la calle 137 interrumpió su estudio del arte publicitario, salió del metro y echó a correr de nuevo. Emprendió una carrera incansable, angustiada, que lo condujo esta vez a su casa: una única habitación en un alto y horrible …
Jim se quedó con las ganas de responder: «Pero tú tuviste tu momento, tres maridos. ¿Qué me dices de mí? Treinta y cinco años y todavía sigo comparando a todas las mujeres con un amor perdido de la adolescencia, buscando todavía en cada chica las semejanzas y no las diferencias».Cuando las luces volvieron a diluirse deambuló entre las mesas para salir al vestíbulo. Los amigos lo llamaban desde todas partes, más numerosos que nunca, porque la noticia de su contrato como productor la había publicado el Hollywood Reporter aquella mañana, pero Jim ya había escalado posiciones otras veces, y estaba …