Nadia es una escritora de novelas de terror con un gran enemigo literario: William White, el rey del romanticismo sueco. El odio mutuo entre los dos escritores les ha llevado a crear diferentes cuentas en páginas web para poder criticar mutuamente sus libros. Durante la presentación de un libro de una amiga en común, Nadia y William se encuentran cara a cara y descubren que la línea entre amor y odio a veces es muy delgada.
«Tenía un brazo entre las piernas de Vanessa. Giró la cabeza y vio a Ana tocándose a sí misma. A su propio clítoris. Con fuerza, con desesperación. Con desesperanza. Como si fuera un asunto de vida o muerte, como si no tuviera ningún tipo de inhibición. Hundida en un embriagador estado de placer. Perdida entre el deseo. Luego, se colocó en postura de rueda completa. Los pechos de Ana presionaban el culo de Vanessa mientras esta estaba montada sobre su boca, y tuvo que agarrarse al respaldo del trono para sostenerse». La aventura en Camboya continúa. Hace calor y todo …
“Aya abrió la boca y jadeó. Se lamió los labios. El calor de la sauna era vibrante. El pecho de Aaliyah ya estaba brillante. Le chorreaban gotas de sudor por la parte interna de los muslos. Panni había traído más nieve en polvo y la arrojó sobre las piedras. Mientras lo hacía, se cayó su toalla, pero no le importó mucho. Henrik contemplaba su cuerpo. Y Minna también. Ella apretaba sus muslos aún más fuerte contra las orejas de Henrik. “ Bajo el frío de una noche polar, los miembros de este peculiar grupo reunidos bajo el mismo techo de …
Aunque Linda se encuentra en una buena fiesta donde todo el mundo está borracho y pasándoselo bien, no puede parar de pensar en Are. Sin embargo, Linda está casada y es mucho más joven que Are; ¿por qué le debería prestar atención? Pero Linda no puede aguantar ver a a Are besándose con Sanna y sale corriendo de la fiesta. “—¡Linda! ¡Espera! —Oigo su voz. Con el apuro dejo la puerta abierta. Corro por las escaleras. Un millón de escalones. Uno de mis tacones chasquea contra el suelo. Me agarro firmemente del pasamanos con la determinación de no tropezar. Estoy …