¿Una muchacha descalza haciendo equilibrio sobre la barandilla del Pont Notre-Dame puede cambiar el mundo? Cerca de ella, el violinista más genial de todos los tiempos (y el menos conocido) toca un Stradivarius sin cuerdas, mientras en ambas orillas del Sena se forma una multitud, armada de sonrisas y pancartas en blanco. Y los gobernantes del mundo, reunidos en París, desesperan, pues no puedes mentirle a un pueblo si no sabes lo que reclama. Un mafioso sentimental, un asesino a sueldo solitario a punto de quedarse ciego, una periodista que, para variar, quiere conocer la verdad, y toda la fauna …
Cuando Malin me pregunta si quiero unirme a su celebración del solsticio de verano en Dalarna, acepto de inmediato. Será una celebración idílica y tradicional: canciones, juegos y un magnífico mástil decorado con flores y hojas. Por último, recogeremos siete tipos de flores para meterlas debajo de nuestras almohadas. Cuenta la leyenda que esto te hará soñar con la persona con la que te casarás algún día. Pero Malin no sabe que estoy secretamente enamorada de ella. ¿Tendré la osadía de decírselo de una vez por todas? La verdad es que no nos conocemos tan bien. Ni siquiera sé si …
«Beso a Max tan silenciosamente como puedo. Exploro la punta de su lengua con la mía, mientras bajo mi pelvis. Hacia abajo. Empujo hasta que siento algo empujando en la dirección contraria. Él me estira del cabello y muerde mi labio inferior. Siento el cuerpo en llamas...». Una noche de verdad o reto llena de alcohol, Alva y sus dos amigas se desafían. Cuando se despiertan al día siguiente, las tres se dan cuenta de que acordaron desafíos muy excitantes y el instinto competitivo las absorbe. El desafío de Alva es tener sexo en un cine con un extraño. Se …
«Siente el escozor en los dedos, el deseo, y ya no puede aguantarse mucho más. Traza el contorno de su vagina. Con un movimiento circular, deja que sus manos se acerquen cada vez más al centro. Acaricia sus labios vaginales, mueve los dedos sobre el perineo y juguetea con su ano. Levemente, como con una pluma, se acaricia a sí misma mientras los labios vaginales crecen y se expanden. Entonces estira el capuchón de su clítoris y lo expone. Aún está demasiado sensible para que lo pueda tocar, pero no para mirarlo». El timbre de la puerta hace que Lía …
—¿Puedes venir a mi oficina? Me pongo de pie e inmediatamente siento la tensión que me invade y se apodera de mí. Extrañamente, me siento relajada y tensa al mismo tiempo. Esta es la primera vez que me dirige más de dos palabras. Liz trabaja como secretaria en una clínica. Se siente atraída y fascinada por el confiado y atractivo doctor. Se pasa los días escuchando su voz y transcribiendo sus notas, y durante ese tiempo, fantasea con todo lo que desea hacer con él. El doctor se convierte en su droga. Un día, él la llama a su oficina …